Hace unas pocas horas que hemos despedido el año 2015, año que quedará en
el recuerdo de muchos de nosotros por una u otra razón o más bien por uno u
otro recuerdo, que en ocasiones serán buenos recuerdos y agradables y en otras
ocasiones serán recuerdos que uno tendrá suma prisa por olvidar y dejar atrás
los más rápido posible, porque aunque sean hechos imborrables no queremos que
sigan siendo recuerdos en nuestro pensamiento, deseando pasar página lo antes
posible y sobre todo con muchas ganas de que muchos de ellos no se vuelvan a
repetir.
Este año 2015 ha sido complicado en muchos aspectos. A nivel mundial hemos
visto como los extremistas islámicos han cometido atroces atentados en países
cercanos a nuestro entorno, como en Francia, donde si piedad han matado a
personas inocentes o han tratado de cercenar la libertad de expresión golpeando
duramente a los medios de comunicación sea del color que sean o tengan la
ideología que tengan, importándoles muy poco ese derecho fundamental de
libertad de expresión que tenemos todas las personas, principalmente desde la
declaración universal de los derechos humanos.
En el territorio nacional hemos asistido a un año electoral en el que las
citas con las urnas las hemos tenido casi una por trimestre, de tal manera que apenas
no nos ha dado tiempo a reponernos de una cuando ya hemos tenido que volver a
acudir a la siguiente, encontrándonos en un permanente estado de campaña
electoral en la que se han podido ver cuál ha sido la posición de uno u otro
partido político, y sobre todo situaciones muy curiosas que en algunos de los
casos han podido llegar a rayar en el ridículo más esperpéntico que jamás nadie
podría ni imaginar.
Hemos visto como por el capricho de un partido populista han tenido
bloqueado el gobierno de la Junta de Andalucía durante meses, incidiendo esto
en la gestión diaria de esta institución y causando un grave perjuicio a los
ciudadanos y ciudadanas de esta tierra que con toda seguridad pagaremos o
estamos pagando en los próximos mes y años, pues como bien dicen por estas
tierras, lo perdido, perdido está.
No podría terminar este breve repaso del año que acabamos de despedir, sin
escribir unas líneas de lo que ha sido mi vida en el plano personal. En la que
empezaba el año con ganas e ilusión dando mis primeros pasos en política, para
formar parte de la candidatura al ayuntamiento de Marmolejo, la cual obtuvo un
respaldo mayoritario en la urnas, sentando a ocho concejales en el pleno
de la corporación, los cuales
rápidamente hemos formado una piña y un gran equipo para enderezar en muy pocos
meses el rumbo moribundo del Ayuntamiento. También sin esperarlo hacia el mes de octubre,
una vez más en mi vida volví a cambiar de trabajo, de tal manera que tomé
posesión del cargo de Director del Área de Agricultura, Ganadería y Medio
Ambiente de la Diputación Provincial de Jaén.
Pero como todo no puede ser bueno, también en este año que hemos despedido,
he sufrido la fatídica e irreparable pérdida de mi padre, persona que me ha
guiado siempre en mi vida y que desde aquel funesto 4 de septiembre, no dejo de
acordarme día tras día de él, de su apoyo y sobre todo de sus sabios consejos
que siempre me dio.
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