Este mes de julio que ya estamos despidiendo, se ha convertido
en uno de los más calurosos de las últimas décadas con temperaturas máximas de
más de cuarenta grados diariamente y por encima de los treinta y tantos de
mínimas, que hace que los días y las noches se hagan prácticamente
insoportables por la ciudadanía, causando en algunos casos hasta fallecimientos
a consecuencia de golpes de calor por las elevadas temperaturas.
Según muchos expertos en esta materia, estas elevadas
temperaturas responden en buena parte al cambio climático, que afecta de manera
irremediablemente a una gran parte del planeta y por supuesto a nuestra tierra,
en la que poco a poco nos vamos dando cuenta como se ha pasado de las cuatro
estaciones del año a tan sólo dos, una en la que tenemos mucho, mucho frio y
otra como la que estamos viviendo de mucho, mucho calor.
Tal vez otras personas achacan esto no al cambio climático en
sí, sino más bien la forma de desenvolverse que el clima mediterráneo tiene en
un país mediterráneo como el nuestro, en el que los periodos húmedos y fríos,
se suceden con los periodos secos y caluros, pero todos apuntan a un matiz, en
el que estos periodos son cada vez más seguidos y no tan distanciados en el
tiempo como lo pudieran ser antaño. Llegando incluso a batir el record de ser
el mes de julio más caluroso desde que se tienen registros de temperatura y
constatando que en largos periodos de tiempo, la temperatura ha subido de media
aunque tan sólo sea en casi un grado centígrado.
Esta intensa y cansina ola de calor del mes de julio, hace que
tengamos que rascarnos mucho más el bolsillo, pues podemos ver en todos los
medios de comunicación como ha subido de manera considerable el consumo de
energía eléctrica en los hogares, debido principalmente a ventiladores y
aparatos de aire acondicionado, muchos de los cuales trabajan sin descanso las
veinticuatro horas del día, para poder refrescar y mantener las viviendas en
temperaturas que de alguna manera puedan ser más llevaderas y permitan durante
algunas horas de la noche el poder conciliar el sueño.
Pero estas altas temperaturas están provocando que muchos de
los cultivos se vean afectados por ellas y lleve consigo una considerable
reducción de cosecha, que en el caso de olivar, donde ya veníamos de unas de
las peores cosechas de las últimas décadas, provoque esto una merma
considerable en la que en muchas zonas de nuestra provincia volvamos a
encontrarnos con que un año más estamos sin cosecha, y lo que es más grave
tengamos que ver sobre todo en secanos como los olivos están padeciendo un
estrés hídrico inusitado, de tal manera que tampoco se les ve capacidad de
reacción para tener un cosechón en la próxima campaña.
Como quiera que esto sea, el calor cada día que pasa con estas
elevadas temperaturas, merma de manera considerable la capacidad de aguante y
reacción que tenemos las personas, puesto que no se descansa lo que se tiene
que descansar, no se come como se tiene que comer y en definitiva nos vamos
dando cuenta que el cuerpo humano un muchos casos está al límite de sus
posibilidades, y que cada vez le cuesta más trabajo aguantar estas elevadas
temperaturas que se han instalado de manera casi permanente durante todo el mes
de julio.
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