"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

DONDE ESTÁ EL DINERO


Hace pocos días hemos conocido los beneficios de la banca en España: 7.499 millones de euros hasta septiembre, un 11% más que el año anterior. Y tú piensas: “¡buena noticia!”, porque eso significa que el sistema financiero se ha robustecido y eso es positivo para todos. Pero luego vas al desglose y te encuentras con que los créditos sólo subieron un 4%; beneficios, 11, crédito, 4 y dices: “pues la noticia ya no es tan buena”.
Pero los salarios, según datos del Instituto Nacional de Estadística, siguen bajando, a pesar de la tan cacareada recuperación económica. O sea que algo no cuadra como tampoco cuadra, o es altamente chocante para más de uno, que el sueldo tipo de un asalariado está fijado en casi 2.000 euros al mes. Claro, si esto fuera así, ni habría tanto desahucio, ni tanta pobreza, ni tanto drama. Pero nada más lejos de la realidad, de esta cifra que es un promedio y lo que refleja en toda su crudeza es la desigualdad, que es el gran problema de España.
Y se sabe, ante esta situación empiezan a aparecer como setas prestamistas, que se aprovechan de otros para obtener un beneficio propio, para llevar la usura hasta niveles insospechados, de tal manera que estos usureros provocan situaciones de angustia y desesperación, como las que se pueden vivir ante el drama de un desahucio o la precariedad de esta pobreza y esta desigualdad que se vive día a día y cada vez la tenemos mucho más cerca.
A pesar de su venerable antigüedad, la Ley de Represión de la Usura de 1908 -conocida popularmente como Ley Azcárate- sigue en vigor y lo que es más, de innegable y necesaria aplicación hoy en día. De hecho, la crisis económica ha disparado los préstamos con intereses leoninos, y los tribunales están respondiendo declarando nulos los contratos usurarios. Pero lo que es más sangrante es que la usura, a pesar de resultar injusta y despiadada, fue despenalizada en el año 1995 cuando el actual alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, era ministro de Interior y Justicia.
La declaración de usura conlleva la nulidad del contrato. El prestatario queda obligado a entregar tan sólo la suma recibida. Si ya hubiera satisfecho parte de la suma recibida y los intereses vencidos, el prestamista deberá devolver al prestatario lo que exceda del capital prestado. No viene mal, pues, una reflexión. Aclaro desde ahora mismo que, entiendo  por “usura” lo que dice el diccionario: “Cualquier ganancia excesiva que se obtiene de algo”; o más precisamente “ganancia, fruto, utilidad o aumento que se saca de algo, especialmente cuando es excesivo”.  Y añado, por mi cuenta: sobre todo la que se obtiene a costa de los más débiles e indefensos.
Hace ya tiempo que el ciudadano no está ciego, y comprueba la mala gestión de las administraciones y numerosos casos de abuso. Como la justicia, a ciertos niveles es muy lenta,  el ciudadano se harta y se alza contra la corrupción, la usura y la extorsión. El drama de la corrupción y de las cuentas públicas es algo que  ya nadie ignora y  demasiados sufren a diario.  La tarea de llevar la paz a la sociedad y al planeta, requiera  de una buena dosis de paciencia pero también  de lucidez y de coraje.  Es importante saber lo que hacemos y qué nos hacen.



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