Estos días estamos
asistiendo a los tira y afloja propios de una negociación post electoral, para
poder formar gobierno en muchos sitios, desde Ayuntamientos, pasando por
Comunidades Autónomas, hasta el propio Gobierno de la Nación. Negociaciones que
muchas rayan en el esperpento, cuando vemos como una fuerza minoritaria quiere
imponer y pedir, a la que mayor respaldo a obtenido en la urnas, unas cuotas
totalmente desorbitadas como condición sine qua non para iniciar cualquier tipo
de negociación que culmine en la formación de un gobierno tras prestarle su
necesario apoyo.
Sorprende y mucho que
por parte de Podemos se trate de empezar la casa por el tejado, en el caso de
esta negociación, toda vez que parece que lo único que les importa son los
sillones, y cuantos más mejor, y lo de menos las políticas que se hagan y se
puedan aplicar desde esos sillones. Cuando debería ser todo lo contario, primero
se acordará el programa de gobierno que se debe llevar a cabo, para después
poner al frente de él las personas más adecuadas, y por supuesto de mayor
confianza del Presidente, para poder desarrollarlas.
La verdad es que a mí
no me sorprende nada de un acólito de la derecha más rancia y reaccionaria de
este país, que fue encumbrado por los grandes grupos de comunicación, que a la
voz de su amo lo único que querían era debilitar al Partido Socialista Obrero
Español como fuese y con quien fuese, por lo que le dieron mucha cancha al
señor Iglesias para que llevará a cabo esa misión y la viene consiguiendo desde
entonces, echando por tierra con sus chulerías y arrogancias, cualquier indicio
de gobierno que pueda llegar a las manos del Partido Socialista.
Así lo hizo cuando
Pedro Sánchez se presentó a la investidura y este hombre no le escoció lo más
mínimo sumar sus votos a los de la derecha para tumbar lo que podía haber sido
un Gobierno de Izquierdas que hubiera llevado el país de manera totalmente distinta
a lo que fue luego el Gobierno de Marino Rajoy, que salió de la repetición de
la elecciones, que este hombre al frente de Podemos provocó por sus ambiciones
y vanidades, llevándolo a un fuerte descalabro electoral en la urnas, que al
parecer todavía no se ha dado cuenta que millones de electores en aquel
entonces le dieron la espalda.
Realmente lo que no
puede ser, es que quien se presentó a la sociedad como alguien que iba acabar
con la casta, como alguien que venía a regenerar la política. Cuando tiene la
más mínima oportunidad, lo único que pretende es sentarse en un sillón sin nada
más, sin un programa detrás y sin ideas que ofrecerle a la sociedad que es lo
que le está demandando y trasladando elección tras elección,
con los resultados electorales que estamos viendo cada vez que se abren la
urnas y se recuentan los votos.
Es lamentable que vía
la negociación se quiera ganar lo que no le dan a uno la urnas, que eso se
lleve al extremo de tensar tanto la cuerda que no importe mucho que se rompa,
aunque con esa rotura se dé un batacazo bastante grande, pero se habrá
conseguido el objetivo del que los puso ahí, que no es otro que no gobierne el
Partido Socialista y quede lo más debilitado posible. Esperemos que los
electores tomen buena nota.
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