"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

REFORMA CONSTITUCIONAL


Los Españoles volvemos de vacaciones y nos vamos a encontrar que en este país han cambiado muchas cosas, entre otras la Constitución de 1978, que fue aprobada mayoritariamente por las cortes Españolas de la época y votada por la mayoría de los ciudadanos Españoles en aquel histórico referéndum del 6 de diciembre de 1978, donde se dio luz verde a un texto constitucional, con dos partes claramente diferenciadas, la dogmática y la orgánica.
Pero ahora resulta que los dos grandes partidos de este país, al dictado de los mercados se ponen manos a la obra para que en pleno mes de agosto y en un tiempo record, se tramite esta segunda reforma constitucional, de gran calado, y puede, quien sabe, de nefastas consecuencias para la economía y el crecimiento del conjunto del Estado Español, que al fin y a la postre será el sufridor de cualquier exceso que nuestros políticos hagan al servicio de esa mano que mece la cuna.
En España se llevan muchos años hablando de que la Constitución del 78 necesita una reforma,  pero nadie se podía esperar que fuese esta la reforma que nuestra Carta Magna necesitaba, y mucho menos que se tramitara de manera exprés, cuando más de media España estaba más pendiente de las playas, las piscinas, o las fiestas de su pueblo, que es lo que agosto tradicionalmente nos manda hacer, más que estar pendientes del devenir de los políticos españoles en estas tareas de reformativas.
En muchas ocasiones, la forma de realizar cualquier cosa desvirtúa en fondo de ese asunto, y a veces de manera irrecuperable, o cuando menos bastante difícil de recuperar. Y este es el caso de esta reforma que con tanta prisa se pone en marcha, que casi se intenta que pase de puntillas por el Congreso de los Diputados y por el Senado, que no se quiere que haya referéndum para que el pueblo se pronuncie, aunque no es obligatorio. En definitiva una serie de cuestiones de forma que hace que parezca que aquí hay gato encerrado y que los dos grandes Partidos nos andan ocultando algo a los españoles de a pie, o que detrás de todo esto hay algo que ellos no quieren que se sepa y lo importante es enterrar al muerto cuanto antes.
Ahora son muchas voces las que se alzan a favor o en contra de esta reforma, los que dicen que con esto se cierra la puerta a la salida de la crisis y se hipoteca el bienestar social para las generaciones futuras. O los que opinan que la falta de compromiso entre las distintas administraciones ha tenido que llevar a esto para que un futuro endeudamiento excesivo no nos lleve a la quiebra del estado del bienestar, opiniones que en un determinado momento pueden tener todas su parte de razón.
Pero una vez que se ha abierto el melón de la reforma de la Constitución, había que haber sido lo suficientemente valientes, para que se aborden cuestiones constitucionales que en 1978, en parte por la herencia dictatorial, no se quisieron abordar y se quedaron un poco descafeinadas, como la situación de la Corona española y el modelo de Estado, o el papel de los ayuntamientos como administración más cercana a los ciudadanos, que se quedo para ser regulado mediante una Ley de bases en lugar de hacerlo la Carta Magna como si lo hizo para el Estado y las Comunidades Autónomas, por poner algunos ejemplos. 

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