"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

TRAGEDIA EN SEGURA

Hace pocos días se me encogía el corazón cuando empecé a ver imágenes de un incendio en los alrededores de Segura de la Sierra. Un incendio que al principio parecía que podría ser uno más de los que se producen con los sofocantes calores del periodo estival y que quizás no pasaría de ser un conato sin mayor importancia, como tantos se producen y que los equipos de extinción del Infoca sofocan al instante sin que lleguen a grandes consecuencias estos incendios forestales que a diario escuchamos en los medios de comunicación que se han producido, sin pasar a mayores.
Pero mucho más lejos de esa gran esperanza mía, las noticias que se iban confirmando eran todo lo contrario y el incendio de Segura, empezaba a tomar unas dimensiones que nadie deseábamos y por supuesto no nos lo esperábamos. Arrasando a su paso una zona de gran valor ecológico y sobre todo de gran sentimiento y nostalgia, viendo como una parte de nuestra preciada Sierra de Segura, estaba siendo pasto de las llamas y por muchos esfuerzos que se hacían esa misma tarde, era imposible poder controlar el incendio, activándose todas las alertas.
Que cierto era aquel spot publicitario que decía que, “cuando el monte se quema, algo tuyo se quema”, tan cierto que me llenaba de pena y consternación cada una de las imágenes que podíamos ver a través de las redes sociales, o de los medios de comunicación, donde el humo salía de casi las espaladas de Jorge Manrique, y donde la desesperación era cada vez mayor aumentando minuto a minuto, al ver la grandeza del incendio y el frente que se había formado en tan poco tiempo, y sobre todo la gran nube de humo que se podría observar desde muchos kilómetros de distancia.
Es de reconocer la gran labor de los efectivos del plan Infoca, que sin mirar nada y con pocas contemplaciones, se tiran al monte para tratar de atajar el fuego como sea, con los medios que tengan o simplemente para poder abrirle camino a los vehículos motobombas, para que puedan llegar hasta el frente del incendio y luchar contra él en primera fila. Una lucha que parece sobrehumana, y sobre todo en unas condiciones extremas que muchas veces llega a poner a estos súper héroes al borde de la extenuación.
Pero si hay unas imágenes que se me quedarán grabadas para siempre en mi retina, son aquellas de los helicópteros cargando agua en las balsas de riego, la mayoría de ellos en la de la Comunidad de Regantes del río Orcera, que ha servido de soporte y gran ayuda a estos medios aéreos para poder realizar la gran labor que han realizado en este incendio, sin los cuales habría sido imposible el poder controlarlo, apagarlo y extinguirlo. Primero por la dimensiones que el mismo había tomado y segundo por lo escarpado del terreno que hacía casi imposible el acceso de los medios terrestres para poder enfrentarse al fuego cara a cara.

Ahora bien, lo mismo que las imágenes de los helicópteros cargando agua no se me olvidarán, tampoco olvidaré la conversación que pude mantener a la mañana siguiente con la Alcaldesa de Segura de la Sierra, mu gran amiga Esperanza, que cuando me describía de primera mano lo que allí se estaba viviendo, lo que ella misma estaba viendo, se me hizo un nudo en la garganta el escucharla, pues estoy seguro que sobre todo ella este mal trago nunca lo olvidará.

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