"Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil"

LA SEQUÍA NOS ACECHA

Son muchos los meses que llevamos ya sin que nos caiga una gota, con lo que podríamos decir que nos encontramos ante una sequía meteorológica, que se produce cuando ocurre un período prolongado con menos precipitación que la media, como el que estamos viviendo en la actualidad. Ésta sequía meteorológica suele preceder a las otras formas de sequía, mucho más severas y de mayores repercusiones para la población en general y sobre todo para la economía de la zona en la que se padece, donde sus devastadores efectos causan importantes estragos.
Teniendo en cuenta esto de que la sequía meteorológica da lugar a la sequía hidrológica, caracterizada por la desigualdad entre la disponibilidad natural de agua y las demandas naturales de agua, peligrosamente nos adentra en una sequía agrícola causando un grave daño en los cultivos y cosechas agrícolas, con pérdidas multimillonarias, llegando incluso a serios problemas de abastecimiento de algunos alimentos para la población, por las escasez que de estos se puede producir en un momento determinado y en una zona geográfica en particular como puede ser en buena parte de nuestra provincia de Jaén.
No hay nada más que darse una vuelta por el campo, y observar ni siquiera con mucho detenimiento los olivos, sobre todo los de secano, los que no se riegan, y no han visto una gota de agua desde hace ya muchos meses, para ver del color que tienen sus hojas y sobre todo el estado de los frutos. Esas aceitunas arrugadas como pasas que las vemos como empiezan a enverar y ponerse negras totalmente arrugadas, con los inconvenientes que eso tienen, puesto que todos sabemos que así se provoca, aunque luego llueva, un menor tamaño del fruto, por falta de grosor en el hueso, y un menor rendimiento graso pro no haber podido realizar la lipogénesis  de manera adecuada como en un año meteorológico normal se habría realizado.
Pero las consecuencias de la sequía se dejan notar también en el volumen de agua embalsada, que según los datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, está diez puntos por debajo de lo que estaba en las mismas fechas del año pasado, con lo que de no llover de manera copiosa en este otoño e invierno, supondría tener que soportar restricciones para el próximo verano, como las que hemos podido vivir en anteriores periodos de sequía, y que serán más o menos severas, según las lluvias venideras en los próximos meses.

Pero bueno a ver si las cabañuelas aciertan y llegan las tan deseadas lluvias que todos los agricultores esperamos como agua de mayo, y nunca mejor dicho, y es que si la tradición de las cabañuelas no falla, el próximo curso será más lluvioso y nuboso que 2015. Aunque se augura un invierno más seco de lo habitual y una primavera con bastante agua, en concreto, en los meses de abril y mayo. Este es el resultado más significativo de las predicciones que realiza gracias al sistema ancestral que se basa en la formación de los distintos fenómenos atmosféricos que se producen, en el mes de agosto de cada año. Que para este año nos indican que tendremos luces y sombras, ya que no será un año muy abundante en lluvias, sobre todo en la temporada de la aceituna, donde apenas se esperan precipitaciones. Pero eso sí las lluvias serán más abundantes en este mes de octubre, coincidiendo con la Feria de San Lucas.

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