No hace todavía
ni una semana que las urnas se han cerrado en Italia, y el lio que se ha
formado ha sido monumental, pues a la luz de los resultados electorales, el
desgobierno en este país es cada vez más patente y a buen seguro eso traerá
consecuencias fatales para el resto de la Eurozona. Italia es especial. También
en su política, es verdad. Pero estas elecciones concluyen con varias
advertencias urgentes. La primera, para los políticos: cuidado con no tomarse
en serio en este momento a los ciudadanos y su sufrimiento. La segunda, para
los ciudadanos: cuidado con mirar para otro lado frente a la corrupción como si
fuera un mal menor -como ha ocurrido aquí en algunas comunidades autónomas-
porque ahí tienen a ese triunfante Berlusconi, un hombre que hundió a su país
solo para salvarse de los tribunales . Y la tercera advertencia es para
Bruselas: los problemas de la democracia se resuelven con más democracia, no
con soluciones tecnócratas, artificiosas e impuestas.
Hacer política
de espaldas a los ciudadanos acaba colocándonos, como se vio en Italia, en el
escenario que sociólogos y politólogos llevaban años advirtiéndonos: la
desesperación entrega el voto a los que prometen una política de tierra quemada
para empezar de nuevo en un mundo más justo, como ese Pepito Grillo convertido
en la voz de la conciencia de los políticos tradicionales y que ahora tendrá
que traducir sus promesas en acción política real; o lo entrega de nuevo e
increíblemente a un Berlusconi con el crédito internacional agotado, y que
promete bajadas de impuestos, reparto de premios y un escándalo cada mañana con
el desayuno. El
extraordinario éxito del Movimiento 5 estrellas de Beppe Grillo es el voto de
protesta más potente contra un sistema enfermo, que se arrastra desde hace
mucho tiempo. Los partidos tradicionales han sido sordos a los gritos de
malestar generalizado, y el éxito de Grillo es la clara demostración de que hay
un problema que no se puede ya encubrir.
Ahora lo que
está claro que ninguno de los principales partidos vaya a gobernar. El Partido
Demócrata (PD), la coalición de centroizquierda liderada por Pier Luigi
Bersani, se ha adjudicado el mayor número de votos y la mayoría en el Congreso
de los Diputados. Sin embargo, el Senado estará controlado por la coalición de
centroderecha de Silvio Berlusconi. Todo
hace pensar que el país afrontará los próximos meses con cierta inestabilidad y
convulsión política. Las urnas han dictado una victoria por número de votos
para Pier Luigi Bersani, pero han permitido que Silvio Berlusconi tenga la
llave de la estabilidad política en el país.
Alemania manda
mucho y advierte a sus socios que la eurozona no ha salido del estado de
excepción económica en el que está instalada desde hace un lustro. Berlín mete
miedo: Italia puede resucitar los peores fantasmas de la complicadísima crisis
del euro, según esa tesis. Justo al otro lado, Francia reclama protagonismo
agarrada a la constatación de que la receta alemana, tijera sobre tijera, no
acaba de funcionar. Y en medio de la trifulca entre los dos grandes países del
euro, Bruselas está bastante pérdida: la Comisión reconoce sotto voce que puede
que haga falta algo más que austeridad para salir de esta, pero se niega a
admitir esas aún muy incipientes fisuras en público.
Está claro que
Europa está en peligro, que hay políticos que no quieren darse ni cuenta y que
ésta situación desesperante a la que se está sometiendo a la ciudadanía, no va
a traer nada bueno, eso es seguro.
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