En este año 2018 se cumplirá el cuarenta aniversario de
la constitución de los Ayuntamientos democráticos tras la dictadura del General
Franco. Cuarenta años desde aquel 15 de junio de 1977, en el que los vecinos y vecinas de cada
pueblo pudieron elegir libremente a sus concejales o concejalas, para que estos
a su vez eligieran a los correspondientes Alcaldes o Alcaldesa, que comenzaron
a pilotar lo que podemos catalogar, como el proceso de mayor transcendencia
política que ha vivido España y que seguramente vivirá en muchos años.
Cuarenta años en la historia de un país son relativamente
pocos, pero en la vida de una persona, pueden significar prácticamente una
generación. Generación que a buen seguro ha podido notar un cambio
significativo en la vida e infraestructuras del su municipio y por supuesto de
su Ayuntamiento, con mejoras sustanciales y cuantitativas que hacen que la vida
en los pueblos sea cada vez llevadera y de mucha mayor calidad que la se tenía
hace cuarenta años cuando la nueva era democrática echo a andar, con sus
temores y con sus luces y sombras por supuesto, pero con la necesidad de un
cambio sustancial que sin lugar a duda se ha producido a lo largo de estos
cuarenta años.
Estos acontecimientos y estas efemérides son dignos de
celebración y conmemoración y por ello la Diputación de Jaén, en el pleno de
este mes de mayo ya ha aprobado una declaración institucional en la que rinde homenaje
a los que "a lo largo de estos 40 años han saltado del altruismo al
compromiso político, poniendo también en evidencia lo que han supuesto los
ayuntamientos para los ciudadanos y cómo han mejorado su calidad de vida".
Homenaje sin duda totalmente merecido para aquellos hombres y mujeres que a lo
largo de los 40 años han dedicado parte de su tiempo al bien común de su
ayuntamiento.
Los que ya vamos teniendo una edad, hemos podido ser
testigos del cambio que estos cuarenta años han producido en nuestros pueblos,
donde hemos visto como se han realizado mejoras importantes en los servicios,
en las infraestructuras, y en la calidad de vida de los vecinos y vecinas de
cada pueblo. Cambios que han servido para mantener nuestros pueblos con vida,
alejando así el temido fantasma del despoblamiento, sobre todo en las zonas
rurales de nuestra provincia.
Este periodo podemos calificarlo ya sin lugar a duda como
el periodo de máximo desarrollo y esplendor de los municipios que hayan podido
vivir jamás en la historia, gracias al nuevo marco democrático y
constitucional, que hace cuarenta años nos dimos los españoles y las españolas.
Con unas elecciones libres y democráticas que abrirían las puertas de las casas
consistoriales a la gente llana de a pie, para gestionar lo público y hacer una
gran labor por los vecinos y vecinas de cada pueblo, llegando a nuestros días
tal como lo estamos viendo y con el pensamiento de que lo mejor aún está por
llegar.
Tras el largo camino recorrido y llegados ya este punto,
es necesario garantizar la autonomía local a través de la suficiencia
financiera de estas administraciones, que es fundamental para poder llevar a
cabo las competencias locales, puesto que esto no puede suponer y servir de
retroceso en la senda de prosperidad y progreso que hace cuarenta años nos
marcamos como referente.
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