Cuando me
dispongo a escribir mi columna de todas las semanas, comienzo hacer un repaso
sobre los temas que están de actualidad, para poder dedicar algunas líneas
sobre alguno de ellos, en los que mi opinión la dejo ahí para aquellos que pretendan
y a bien tengan leerla, y seguramente discreparan de manera diametral con
respecto a lo que es mi opinión. Pero afortunadamente como existe lo que se
llama libertad de expresión, son tan legítimas y licitas mis opiniones, como
las que puedan ser opuestas a las mías.
La verdad
es que la semana pasada terminaba con el nombramiento de un gabinete de
Ministros y Ministras, por parte del Presidente del Gobierno Pedro Sánchez, que
dejaba a casi todo el mundo perplejo, sin capacidad de reacción para hacer la
crítica fácil, con respecto a la idoneidad o no, de un Ministro u otro para
cada una de las carteras que han sido
nombrados, para poder cumplir con sus respectivas obligaciones de cada
departamento Ministerial, que a primera vista parecen ser los mejores y las
mejores, cada uno en su ramo, en el que se deben empelar a fondo para poder
conseguir sacar adelante una serie de políticas, que lo tienen bastante difícil
por la aritmética parlamentaria existente.
Aunque una
cosa bastante sorprendente es lo que está pasando en el Mundial de Rusia con la
Selección Española, donde sus jugadores y cuerpo técnico, fueron felizmente despedidos
por el Rey y el Ministro de Cultura y Deportes, deseándoles los mayores logros
en este gran evento futbolístico. Resultando ahora que a menos de cuarenta y
ocho horas del debut de España en el Mundial, se anuncia de manera sorprendente
el fichaje del Seleccionador para ocupar el banquillo del Real Madrid, con lo
que creo que se ha ganado a pulso su destitución por parte del Presidente de la
Federación.
No
contentos con ello el Ministro que alegremente los despidió en la ciudad
deportiva de las Rozas, ha presentado su dimisión por los motivos que todos ya
sabemos, y que no será el que se haga cargo a su vuelta de la recepción de los
futbolistas junto con el nuevo entrenador, nombrado in extremis, en la propia
concentración de la Selección Española en Rusia.
Pero si
hay algo que me indigna doblemente, es todo lo que está ocurriendo con la
polémica suscitada acerca del barco Aquarius, que cargado de refugiados e
inmigrantes, llegará, por decisión del Gobierno, al puerto de Valencia, para
poder darle la correspondiente ayuda humanitaria a estas personas que viajan a
la deriva, abandonados a su suerte por el mar con el riesgo latente de
naufragio y desabastecimiento que pudieran sufrir estas personas que han sido
rechazadas en varios países de la UE, tales como Italia.
Es algo
repugnante los comentarios que estoy escuchando y viendo en las redes sociales
de muchas personas, que creo que confunden plenamente entre los que son
inmigrantes y refugiados, entre los que son personas que necesitan de ayuda y
asistencia y estas, que si no le damos esa pequeña ayuda humanitaria,
terminaran muriendo en el mar, creo que ningún gobierno democrático que se
precie, puede dejar abandonadas a su suerte a seiscientas personas en alta mar,
que casi con toda seguridad naufragarían, terminando por ser engullidos por el
mar, por lo que no se nos puede ni pasar por la cabeza el no prestarles esa
ayuda para que puedan sobrevivir.
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