A finales
de los años ochenta del pasado siglo, en este país se aprobó el I Plan General de Carreteras. El plan
contaba con un programa de autovías. Este programa supuso la construcción de
una verdadera red de alta capacidad para las carreteras españolas. El Plan Quedó
terminado completamente en 1993, con dos años de retraso. Se puede considerar
un éxito al sentar las bases del actual desarrollo de las infraestructuras
viarias de la red estatal. En él se encontraban las autovías denominadas de
primera generación. Entre ellas fue la Nacional IV, la cual discurre un buen
tramo por nuestra provincia, cruzándola de nordeste a oeste.
A
principio de los noventa, parecía un espejismo que pudiéramos estar circulando
por una vía de alta capacidad con dos carriles por cada sentido, sin tener que
pagar ningún tipo de peaje, como ocurría en otras zonas de España. Este tipo de
autovías, aparte de reducir los tiempos en los desplazamientos, vinieron a dar
seguridad a los conductores, pues no sólo el doble carril, sino que también la
mejora en los trazados era muy importante y los mismos imprimían seguridad para
un parque móvil que no paraba de crecer por aquellos años, con vehículos más
rápidos y mucho más seguros que los que teníamos hasta entonces.
Ahora
alrededor de casi tres décadas después de haber concebido todo este plan y con
él todas estas grandes infraestructuras, hemos ido para atrás como los
cangrejos, y vemos como el nulo mantenimiento que se le está haciendo a éstas,
las está convirtiendo en unas carreteras tercer mundistas e inseguras en las
que aumentan de manera considerable el número de accidentes que en ellas se
producen, muchos de ellos debidos a los baches del firme las ondulaciones del
terreno o la defectuosa señalización, alguna de
la cual cuenta con casi treinta años de colocación.
Pero lo
que me deja mucho más perplejo es que ahora en lugar de arreglar los baches,
las ondulaciones del terreno, o poner una señalización moderna y correcta, lo
que se hace es limitar la nacional IV a cien y algunos tramos a ochenta, me
imagino que con el único afán de que no se produzcan accidentes. Porque si el
fin es el de colocar radares a diestro y siniestro para recaudar fondos, sería
algo más que una injusticia para todos los que somos usuarios de la vía en cada
uno de sus tramos.
Las
carreteras al igual que cualquier tipo de obra o construcción, necesitan su
mantenimiento, que además debe ser efectivo y eficaz, para evitar estos graves
deterioros, como los que estamos viendo. Sirviendo esos mantenimientos para la
generación de empleo en las zonas por las que discurren las autovías, que tan
buena falta nos hace, máxime con la situación de paro que padecemos.
La
situación se hace ya casi insostenible, por lo que sin mucha más demora se
tienen que acometer esas obras de reparación y mantenimiento, para que nuestras
autovías vuelvan a ser lo que fueron antaño, y no tengamos que verlas como unas
vías de comunicación que más que de finales del siglo pasado, parecen que son
del siglo diecinueve, por el estado tan lamentable que presentan y la
inseguridad que las mismas están generando para todos los conductores que por
ellas transitan con más o menos asiduidad.
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