El pasado
domingo echaba el cierre la Feria de los Pueblos, que durante casi cuatro días
se ha celebrado en IFEJA, como acto central en conmemoración del día de la
provincia de Jaén. Feria que se ha convertido en un gran escaparate en el que
todos los pueblos de la provincia, ofrecen su mejor carta de presentación, que
pueden ofrecer al viajero, cuando visiten sus municipios, y sobre todo aquellas
actividades y actuaciones dignas de resaltar en cada uno de ellos, de las que
los visitantes de la Feria de los Pueblos, nos hemos podido llevar una
minuciosa información detallada para que con total garantía podamos elegir qué
pueblo visitar, sabiendo lo que nos vamos a encontrar allí.
Es
impresionante ver lo que cada pueblo monta en esta feria, los productos y
actividades que hasta ella traen, que nos hacen ver y reflexionar para saber
que en la provincia de Jaén, existe una amplia oferta cultural en cada uno de
ellos. O un tejido empresarial importante que genera riqueza y empleo, aunque
no todo el que a todos nos gustaría, pero aún así estos grandes empresarios o
emprendedores, aguantan el tipo mejor que muchos ante las adversidades que se
puedan plantear y se mantienen fieles a sus principios contra viento y marea.
Poco a
poco la Feria de los Pueblos se va consolidando, como una gran feria
institucional, acompañada de los empresarios y empresarias más relevantes de
cada localidad, para enseñarnos a todos la gama de tan amplia variedad de
productos y servicios que en cada pueblo encontramos y, es muy curioso el ver
como tenemos en Jaén, una gran industria agroalimentaria, no sólo del aceite de
oliva, sino de una gran cantidad de productos, que van desde los embutidos,
pasando por los quesos, la repostería y un largo etcétera, para no dejarme nada
atrás, porque si los relaciono a todos, seguro que alguno me olvidaría aparte
de no tener bastante espacio en mi columna semanal.
Pero una
cosa que me ha llamado poderosamente la atención ha sido todo lo que ha
desarrollado en torno al Pan Artesanal
de la provincia de Jaén. Un sector como el panadero que cada vez que más me
adentro en él, mucho más sorprendido me deja, sobro todo por su particularidad
y por todo lo que gira de una u otra manera a su alrededor, que lo convierte en
un sector clave en el desarrollo de nuestros pueblos, que genera riqueza y
empleo en ellos y fija a la población en el territorio.
En esta
Feria he podido aprender que no todo lo que nos comemos es pan, que no todo está
hecho como se hacía toda la vida, y que son esas panaderías artesanas, que aún
estando muchas de ellas a la vanguardia, no dejan de hacer un delicioso y
sabroso pan, que no lo ponen al alcance de todos los consumidores con un
calidad excepcional que no se parece ni por asomo, a eso que en muchos puntos
de venta le llaman pan.
Tampoco
podemos olvidar que esas panaderías que están en casi todos los pueblos y
aldeas de la provincia, son empresas en toda regla, la mayoría de ellas de tipo
familiar y que jamás se deslocalizarán, fijando la población al territorio, y
que vienen de tradición familiar, muchas de ellas de varias generaciones,
manteniendo un producto tan sano, especial y espectacular, que les permite
poder continuar con su actividad diaria, para que ellos junto con sus familias,
puedan seguir viviendo en sus pueblos como lo hicieron sus antepasados.
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