Mucho se
ha hablado todos estos días sobre la huelga feminista del día 8, por su
singularidad y sobre todo por tratarse de una huelga pionera, convocada por los
movimientos feministas que han querido poner en evidencia que sin mujeres se
para un país y denunciar la violencia machista y el sistema patriarcal,
evidenciar las cargas que soportan y generar una alternativa feminista. Esta
huelga no es sólo en España, sino que se viene fraguando desde mayo de 2017 y
se relaciona directamente con el Paro Mundial de Mujeres impulsado desde
Argentina y secundado en 70 países al grito de "nos queremos vivas" desde
el 8 de marzo de ese año 2017.
Es
inconcebible que en los tiempos en que vivimos, exista aún una brecha salarial
entre hombres y mujeres, una brecha que en algunos sectores alcanza cifras que
ponen en clara evidencia que aquí algo está fallando, y que por lo tanto no
podemos quedarnos quietos y mirar para otro lado, mientras situaciones de estas
se estén dando en España y en el mundo entero, pues la igualdad debe ser real y
efectiva y como tal tiene que existir, sin que pueda haber la más mínima
discriminación, en este caso por razón de sexo.
Hemos
vivido una huelga feminista, una movilización que es mucho más que un paro
laboral. Se trata de subrayar por ausencia el lugar que las mujeres ocupan en
el mundo, en el trabajo y en casa, en los mercados y en los lugares donde se
cuida a los que no pueden cuidarse. Es una gran novedad y ha provocado mucho
desconcierto, muchos debates, que ya son un éxito en sí mismos. Mucha reacción
defensiva pero también una movilización arrolladora a la que se han sumado
mujeres de todos los ámbitos, en toda España y en todo el mundo.
La mujer
en nuestra familia, en nuestra sociedad y en todos los ámbitos, viene jugado un
papel fundamental. Un papel que es difícilmente es transferible a cualquiera y
que realmente apenas se le reconoce, y que de una manera silenciosa vienen
haciéndose imprescindibles en muchos aspectos, sobre los que hoy toda la
sociedad no podríamos prescindir de ellos, de tal forma que ya no se puede
seguir mirando para otro sitio y esto hay que atajarlo cuanto antes, puesto que
resulta bastante ridículo, el que se tengan que esperar cien años al ritmo que
vamos, para que la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres sea una
realidad palpable por toda la sociedad.
Se ha pretendido
descalificar esta huelga, que no va contra nadie en concreto y mucho menos
contra los hombres, diciendo que es una movilización política. Naturalmente que
es política. Política es que la rueda del mundo gire porque una parte muy
importante del trabajo necesario para atender a mayores, niños y enfermos haya
descansado y descanse sin remunerar sobre mujeres que acaban viendo truncadas o
detenidas sus carreras y convertidas después en pensionistas más pobres. O en
mujeres que lo hacen mal pagadas y sin asegurar su futuro. Política son las
medidas necesarias para revertir esa situación. Política, las cuotas en los
partidos y las empresas y las reglas para evitar la brecha salarial. Política,
el Código Penal que castiga la violencia sexual y el acoso. Política, que en la
escuela se eduque en igualdad. Siendo así, con política, es con lo único que podremos
revertir esta situación.
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