Llevamos unas cuantas semanas a vueltas con el Master de
Cristina Cifuentes, o más bien con el no Master, ya que al parecer ahora ha
renunciado a él, aunque yo creo que lo que renuncia no es al master, sino más
bien a esa cartulina de colores que se cuelga en la pared normalmente, porque
si uno tiene un Master, se le supone que ese master le ha otorgado unos
conocimientos. Conocimientos que nunca se pueden olvidar y mucho menos
renunciar a ellos como si de un plato de comida que aún no hemos empezado se
tratara.
En realidad, no entiendo porque Cristina Cifuentes
pretendía hacer ese alarde de tener un Master, que según ella no le había
aportado nada, un Master que no necesitaba para nada en sus aspiraciones a
Presidenta de la Comunidad de Madrid, pues para eso lo único que se necesita es
que te voten los ciudadanos y ciudadanas de esa Comunidad. Por lo que tener o
no tener ese Master no es determinante para llegar al puesto, pero si va a
resultar ser determinante para salir de él, por todos los acontecimientos que
estamos viendo y viviendo en estos días, a cuenta de este asunto.
Un político puede ser el más honrado del mundo sin tener
ningún tipo de estudios, puesto que los mayores valores que los políticos
poseen son la honradez y la honestidad, mientras que lo más denigrante para un
político es la mentira, puesto que cuando el político miente en una cosa a priori
con tan poca transcendencia para su puesto como ésta. Nos podemos imaginar que
estará haciendo en otras muchas cosas que se nos escapan al control de los
ciudadanos y ciudadanas que le damos nuestro voto para que nos gobiernen,
siempre con la máxima de la honestidad y la honradez.
Para ser buen político no es necesario tener muchos
Master o muchos Títulos, para ser un buen político lo único que hace falta,
como ya he dicho, es ser trabajador, honrado y honesto, lo demás sobra todo y
si además de ser buen político, lo que se quiere es gobernar, te tiene que
votar el pueblo, que son los que quitan y ponen políticos, tengan o no tengan
Títulos o Master, que para nada son necesarios cuando se ocupa un cargo de una
institución con toda la honestidad y lealtad del mundo hacia las personas que
se gobiernan.
Por eso nunca podré entender porque hay que valerse de
engaños y mentiras para tratar de ocupar las instituciones, porque hay que
hacer estos alardes que lo único que llegan a provocar es el enfurecimiento y rabia
de aquellos que descubrimos la mentira y que nos vemos engañados como pardillos
por políticos que utilizan el aquello del
todo vale para poder estar ocupando instituciones que les otorga poder y
capacidad de decisión.
Ahora que está casi todo lo concerniente al Master
aclarado, la única salida digna que le queda a Cristina Cifuentes es la
dimisión y su retirada de la vida política, puesto que ya todos sabemos que nos
ha querido engañar, en algo que en un principio no tenía mayor transcendencia,
pero que al fin y al cabo ha quedado como una mentirosa que lo único que quiere
es hacer alardes, valiéndose del engaño para ocupar puestos institucionales que
son de sumo respeto y que por supuesto lo único que se requiere es ser honrado
y honesto.
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