El pasado día 15 de octubre se celebraba el día Internacional
de la Mujer Rural. Un día que creo que no sólo debiera celebrarse ese día, sino
que todos los días tendrían que ser el día de la Mujer Rural, puesto que la
labor de las mujeres en el entorno rural, es una labor tan invisible y que pasa
totalmente desapercibida, que apenas se las tiene en cuenta para casi nada.
Cuando son unas mujeres que aparte de llevar su casa adelante como otra
cualquiera, ayudan en las tareas de las explotaciones agrarias, sobre todo en
las familiares. Hacen de cuidadoras y enfermeras muchas veces, y por supuesto
dan otro par de jornales en su casa cuando llegan del trabajar del campo.
Para entender la situación y las condiciones de vida de
las mujeres rurales, es preciso comprender las relaciones establecidas entre
hombres y mujeres por la cultura rural. En especial, en aquellas referidas a la
familia, a las relaciones con el medio ambiente y a la diversidad étnica.
Situación que es compleja, difícil y delicada, puesto que los medios y
oportunidades con las que se cuentan son mucho más escasos y pobres de los de
las Mujeres en las ciudades o las zonas urbanas, lo que hace que las
condiciones de vida, sean cada vez más arduas y enrevesadas.
La diversificación de la economía en el medio rural es
fundamental para su sostenibilidad y ahí tienen que jugar un papel muy activo
las mujeres. Tenemos a la generación mejor formada de la historia, pero no hay
buenas oportunidades que desarrollen su proyecto de vida y trabajo en el medio
rural. La mujer es esencial para lograr mantener la población rural y mejorar
la calidad de vida y el nivel de renta en los municipios de nuestra provincia.
Por eso hay que trabajar en remover los obstáculos que le impiden a la Mujer
Rural, tener una mayor participación social y económica, así como propiciar las
herramientas necesarias para tomar iniciativas emprendedoras en actividades
sociales y productivas y los recursos a los que acudir para acceder al
emprendimiento.
Es la Ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad Efectiva de
Mujeres y Hombres, la que constituye el marco normativo español para promover
el principio de igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres, y
combatir la desigualdad de género en nuestro país. Esta ley impone un carácter
horizontal al tratamiento de la igualdad de género con actuaciones específicas
en los ámbitos educativo, sanitario, artístico y cultural, sociedad de la
información, desarrollo rural, vivienda, deporte, cultura, ordenación
territorial o cooperación internacional para el desarrollo. Significando esta
Ley Orgánica una oportunidad que debemos aprovechar al máximo, para el fin que
se persigue, y para que más pronto que tarde la Mujer Rural pueda estar en
igualdad de condiciones que el resto de mujeres de cualquier zona urbana.
Siendo esto así, es indudable que debemos hablar de los
elementos relacionados con las condiciones de vida de las mujeres en el medio
rural, es decir, las circunstancias materiales en que viven y desarrollan todas
y cada una de sus necesidades asociadas generalmente a sus funciones de madre,
esposa y responsable del hogar, en definitiva, los roles generalmente aceptados:
reproductivo y de cuidado. Roles que siguen siendo los mismos que desempeñaba
mi madre desde hace más de cincuenta años, y a buen seguro muchísimas mujeres
desde hace mucho más tiempo. Habiéndose avanzado bastante poco en este aspecto.
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