La
verdad es que no me apetecía para nada tener que escribir sobre
esto, pues me resulta un poco irreal lo que está pasando. Parece tan
surrealista que un asesino coja una furgoneta y se meta por las Ramblas de
Barcelona para atropellar a todos los que se encuentren a su paso, para hacer
una masacre de niveles tan descomunales como los ocurrido la pasada semana en
la Ciudad Condal. Una masacre en la que lo único que se busca es el dolor y
hacer el máximo de daño posible para que la sociedad de bien se tenga que
estremecer y lamentar.
Lo que han hecho los terroristas en
Barcelona no tiene nombre y es una acción tan cobarde y miserable que los pone
frente a frente con las personas demócratas, que tenemos que combatirlos, no
con la barbarie y el terror, sino con la palabra y con más democracia para que
se les demuestre que en nuestra sociedad cabemos todos, excepto aquellos que
tratan de causar dolor y miedo a los ciudadanos y ciudadanas de bien, como
ellos pretenden con actos como este y con otros muchos perpetrados en el resto
del mundo.
Por todo esto ahora que todos tenemos el suficiente dolor y sentimos
que Barcelona somos todos, contra la barbarie debemos no tener miedo contra los
terroristas, debemos plantarle cara para que sean ellos los que nos tengan
miedo en lugar de nosotros a ellos, para que sean ellos los que vean que esta
sociedad es tan tolerante y permisiva con todos los pensamientos y religiones
que no busquen el terror y el dolor como lo que hacen estos asesinos con actos
como este. Actos miserables y cobardes con los que tratan doblegarnos, pero que
no lo van a conseguir de ninguna de las maneras.
Estas
quince víctimas mortales de Barcelona, más las que hubo en su día en Madrid o
las que ha habido en otras ciudades del resto de Europa o del mundo, es un
tributo demasiado caro por pensar de manera diferente por no profesar la misma
religión que la tratan de imponernos. Consiguiendo al final el efecto contrario
de lo que pretenden, pues actos como estos son tan repugnantes que la sociedad
no quiere casi ni hablar de ellos. Actos sobre los que se levantan otros de
repulsa pacíficos en los que demostramos a todos estos terroristas que aquí no
tienen cabida que aquí les caerá todo el peso de la ley y tendrán que cumplir
con la condena que marcan nuestras leyes.
Pero
está claro que el dolor de las víctimas no lo va a calmar nadie, que la pérdida
de un ser querido es irreparable y eso son heridas que están y estarán siempre
abiertas y con lo más mínimo volverán a sangrar, porque la sinrazón y dolor
sembrado por estos asesinos lleva a que todos los que sufren su zarpazo, los
puedan odiar para toda la vida, los repudien a cada instante y sobre todo hagan
que estén siempre señalados por el dedo como asesinos y criminales que es lo que son.
No quisiera que en España o en
resto del mundo volviese a pasar nada de esto, pero por supuesto que no hay que
tener miedo, que al final estoy seguro que a estos vándalos terminaremos por
vencerlos y más pronto que tarde nos dejarán a todos y todas en paz, haciendo
nuestra vida con la mayor libertad del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario