Sí hace
unas semanas, escribía el artículo dedicado a la llegada de los primeros
aceites, ahora no queda más remedio, de tener que escribirlo sobre el inicio de
la campaña de recolección de la aceituna. Campaña que marcha ya a velocidad de
crucero, recolectándose a un ritmo inusitado, un fruto que terminará en los
molinos de las cooperativas y almazaras, para poder producir el oro líquido que
en tanta abundancia se produce por estas tierras, llenas de olivares, algunos
de ellos contando con varios siglos de existencia, pero no por ello menos
productivos como los más jóvenes que pueda haber en la provincia de Jaén.
Esta
campaña que se ha iniciado con la problemática no resuelta de los quads
agrícolas. Vehículos que cada vez se están utilizando más en las tereas de
recolección, para tirar de los mantones y poder moverlos cargados de aceituna
de un olivo a otro, evitando los sobre esfuerzos de los trabajadores y por
consiguiente las lesiones que estos puedan sufrir a consecuencia de estos sobre
esfuerzos que día tras día tendrían que hacer, de no tener en el tajo una
maquina como esta, para hacer este duro trabajo que exige la recolección.
Parece que
no tiene importancia esto de que un quads tire o no tire de los mantones, pero sí
que la tiene y mucha. Puesto que, sí cada vez somos más exigentes en todo lo
referente a la calidad del fruto y por consiguiente del aceite de oliva, no
queda más remedio que echar la aceituna en los mantones, para que el fruto
sufra lo menos posible, no tenga contacto con la tierra y pueda llegar a la
almazara en la mejores condiciones posibles, para ser molturado y de él
obtenido el tan preciado aceite de oliva virgen extra.
De lo
contario, se volvería a tirar la aceituna al suelo a soplarla y a utilizar la
barredora, para recoger no sólo aceituna sino tierra, hojas secas y piedras que
revueltos con la aceituna, se llevarían al molino, para que allí las lavadoras
fuesen sufridoras de un fruto que viene del campo en pésimas condiciones y que
como no sería de otra forma, daría un aceite de oliva de una penosa calidad, en
lugar de obtener esos tan buenos aceites que en las últimas campañas se vienen
obteniendo en la provincia de Jaén.
Ya no se
puede mirar hacia otro lado, pues la realidad en los tajos está bien patente y
estos vehículos forman parte de esta realidad, al igual que en su día lo
formaron los tractores, y más tarde los vibradores y en definitiva un gran
número de maquinaria que poco a poco ha ido llegando al campo, y sin la que
ahora no se concibe el afrontar una campaña de recolección de la aceituna en los
miles de tajos de la provincia de Jaén, donde podemos ver mucha de estas y
sobre las que los olivareros han invertido miles y miles de euros, para mejorar
la rentabilidad de las explotaciones y ser cada vez más competitivos.
Por eso
hay que trabajar de manera conjunta entre todos, para conseguir una norma
específica de homologación de los quads agrícolas, que permita poder
utilizarlos en los tajos con la mayor seguridad de mundo, por el bien de los
olivareros y sobre todo de los trabajadores que puedan formar parte de las
cuadrillas en la que existe este tipo de máquinas.
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