Esta semana he podido leer una noticia, que decía que en
Jaén se iban a perder 1,2 millones de jornales en la próxima campaña de
recolección de la aceituna, a consecuencia de la merma de cosecha por la sequía
que tenemos. Estos jornales supondrán una pérdida de ingresos, que haciendo un
cálculo fácil, se elevaría a más de 61 millones de euros, que dejaran de llegar
a los bolsillos de los jornaleros de nuestra provincia y de los que desde
fueran llegan hasta esta aquí en estas fechas, buscando un jornal para poder
mantener a su familia el resto del año.
Hace también unas cuantas semanas, el propio Consejero anunciaba
que la sequía iba hacer estragos en nuestra cosecha y eso supondría una
importante merma de ingresos para los olivareros de Jaén, no es menos cierto
que esta acusada merma de cosecha, también provocará una drástica reducción en
la mano de obra que hay que emplear en las tareas de recolección y molturación
de este fruto, con las pérdidas que se decían en esta noticia, y que he
reseñado unas cuantas líneas más arriba, provocando con total seguridad una
disminución de PIB de la provincia que nos hundirá mucho más en las nefastas
cifras económicas que Jaén viene arrastrando desde hace muchos años.
El tener un monocultivo como el olivar de Jaén, es bueno
para algunas cosas, pero malo para otras. Es bueno porque te da una posición
dominante en el mercado, si se sabe aprovechar claro está. Pero es malo porque
cuando llegan años en los que la merma de cosecha es tan importante como esta,
por las consecuencias que ya todos sabemos, la economía se resiente de manera
considerable en todos los aspectos, como nos va a ocurrir en esta campaña, que
vemos como las perdidas aparecen por todos sitios y para todo el mundo, para
los productores y productoras por supuesto, pero también para los jornaleros y
jornaleras con esta seria reducción de jornales.
Como he dicho esta merma de ingresos incide directamente
en la economía de las familias que de una forma u otra se dedican al mundo del
olivar y del aceite de oliva, pero al final esta pérdida tan importante termina
por reflejarse también en la economías de los pueblos en general, donde seguro
que talleres, comercios, albañiles, fontaneros, carpinteros, y un largo
etcétera, verán como sus ventas y prestaciones de servicios, se reducen
bastante, por esa merma inicial de ingresos en las familias.
Como dicen en muchos pueblos de Jaén, cuando no hay
cosecha no hay alegría para nada, y la economía que se instala en una economía
de subsistencia, para tratar de pasar el año como mejor se pueda y el año que
viene ya veremos a ver qué pasa. Pero
sobre todo mirando al cielo día tras día, porque la sequía parece ser que no es
cosa de un día y que costará un serio trabajo el poder remontarla y sobre todo
el que la lluvias sean lo suficientemente generosas para que la cosecha
venidera no sea peor que la actual, con la ruina que eso significaría.
Pero situaciones como la que vivimos nos tienen que hacer
reflexionar a todos y pensar en que todos los huevos no se pueden poner en la
misma cesta y que la diversificación de cultivos tiene que ser una tarea y un
compromiso de todo el mundo para que no tengamos que vivir más la angustia de
este año.
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