Resulta casi imposible que en
un país en el mismo día que hace más de treinta años, se vuelva a repetir un
terremoto, de magnitudes muy parecidas al de aquella época, pero mucho más
paradójico resulta que este seísmo sea tras el producido hace tan sólo un par
de semanas en la zona más deprimida del país. Estos temblores que han sacudido
México en las últimas semanas, han provocado el pánico y el dolor en uno de los
países más bonitos del mundo, y hermano del nuestro. Pánico que viene dado por
la pérdida de seres queridos, de casas y de prácticamente todos los enseres,
que han sufrido miles de familias en este país.
Lo que ha ocurrido en México es dantesco y penoso, siendo
bastante duras las imágenes que podemos ver en los medios de comunicación o por
la redes sociales, donde se aprecia con total claridad y nitidez la magnitud de
la catástrofe, en la que se han desplomado edificios enteros, y lo que es mucho
más grave, que se han perdido muchas vidas humanas. Vidas de personas que hasta
justo un instante antes, desarrollaban su vida con la mayor normalidad del
mundo, ajenos a lo que se le iba a venir encima, y por supuesto sin pensar que
le quedaban minutos de vida.
Ciertamente la naturaleza es caprichosa y cuando menos te
lo esperas se producen situaciones como las producidas en México, en las que
los edificios tiemblan como si de un flan se tratase, en la que en un minuto
más o menos que dura el temblor, se produce una gran destrucción. Minuto que
puede ser el minuto más largo de la historia, para aquellos que lo hayan vivido
en primera persona, minuto en el que quizás uno no sabe demasiado bien cómo
reaccionar, lo que está claro es que su vida para aquellos que lo han vivido,
cambiará para siempre de una manera radical.
Va resultar bastante complicado, difícil y sobre todo
costoso el poder reconstruir todo lo destruido por semejante seísmo. No siendo
tarea fácil el volver a poner en pie todo lo que se ha caído o se ha dañado de
manera considerable. Para ello toda la ayuda que llegue va a ser poca. Ahora
más que nunca se debe demostrar la solidaridad internacional con el pueblo
mexicano. Ahora se deben redoblar todos los esfuerzos por parte de los
organismos internacionales, para que esta pesad illa pase lo más rápido
posible.
Todo parece que sea un cuento, que
sea algo irreal, algo que nunca podría ocurrir en una ciudad del tipo de las que se han visto
azotadas. Pero lejos de que
sea un cuento, de que sea algo impensable, es totalmente realidad y tan sólo
hay que darse una vuelta por cualquier red social, o mirar en cualquier medio
de comunicación, para que veamos, que vaya si es totalmente real, que son miles
de personas las que están sufriendo y de qué manera en México, y sobre todo que
como ya he dicho la recuperación será dura y costosa.
Son
muchos los españoles que viven en este país, muchos de los cuales se han visto
sorprendidos por este gran terremoto y me imagino la angustia y la
desesperación por ellos vivida, al igual que los mexicanos, pero también me
estoy imaginando la angustia y la desesperación de todos los familiares que se
encontraban lejos de la zonas siniestradas, hasta poder tener noticias de
aquellos que habían sido sufridores de este gran movimiento sísmico.
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