Estos días no
salgo de mi asombro cuando escucho, leo o veo en la televisión las críticas que
se le están haciendo al dueño de Zara, Amancio Ortega, por haber donado 320
millones de euros para la compra de equipos para la detección precoz del cáncer
en distintas unidades de oncología de la sanidad Española. Equipos que
seguramente servirán para poder detectar tumores malignos y canceres, que
podrán ser tratados desde su incipiente aparición, y con un mayor éxito en su
curación, que si realmente se detectan mucho más tarde.
No entiendo,
ni jamás podré entender este tipo de críticas a una persona, que si bien es de
las más ricas del mundo, decide donar parte de su fortuna o del dinero que le
sobra, me da igual, para una causa de tanta sensibilidad o repercusión, de tal
manera que la Sanidad de nuestro país, a partir de ese momento, se puede ver
dotada con más y mejores equipos que de los que actualmente dispone, y por
supuesto sin tener que sacar dinero alguno de su presupuesto, o de las arcas
públicas para tener que dotar la unidades de oncología con estos equipos.
Realmente estas
memeces de críticas que algunos les ha dado por difundir por la redes sociales,
me parecen que rayan en lo absurdo, pues ahora pienso yo, que por supuesto
tengo infinitamente muchísimos menos dineros que Amancio Ortega, pero que soy
donante de sangre, de plasma, de médula o de órganos, que seguramente cuando me
siente en la camilla para donar alguna de estas cosas, que me tacharan de
oportunista y demagogo, como lo están haciendo con este buen hombre, que ya
digo que riquísimo, pero que no le importa desprenderse de parte de su fortuna
para una buena causa.
Ciertamente
este hombre es uno de los más ricos del mundo y que como se dice en mi pueblo
“tiene dineros para asar una vaca en medio del mar”. Pero por eso no tiene
obligación alguna de donar ni tan sólo un céntimo para cualquier causa
solidaria que podamos pensar. No lo tiene por qué hacer, pero lo hace, y eso es
digno de admiración, ya que sin obligación alguna lo pone a disposición de lo
público, para que sea utilizado por cualquier persona que lo necesite, sin
mirar ni su religión, raza o clase sino más bien todo lo contrario.
Por eso a una
persona que da lo que tiene o parte de ello, no se le puede exigir nada más. Y
por supuesto, esas críticas infundadas de un grupo descerebrados de personas, no
hace nada más que ridiculizarlos y arrinconarlos en el mezquindad de querer
utilizar algo que puede servir y ser muy útil para la sociedad, para ser motivo
de sus burlas o mofas, despreciando esta donación. Igual que podrían despreciar
en un momento dado, una de sangre, de plasma, de médula o de órganos, a
sabiendas que muchas de ellas pueden estar hechas por personas que no tienen
prácticamente nada y lo dan de la manera más altruista del mundo.
Muchos
podremos pensar que la sanidad la tiene que dirigir el Gobierno, regional o
estatal, pero no podemos ser tan necios de pensar que esta misma sanidad que
muchos de nosotros tanto queremos, no tiene por qué despreciar una donación de
este calado y calibre. Ojala vengan muchas más, de otros muchos empresarios con
mucho dinero en España, que los hay.
No hay comentarios:
Publicar un comentario