Los acontecimientos acaecidos el pasado fin de semana en las
inmediaciones del estadio Vicente Calderón de la Capital de España, son de una
magnitud que no pueden dejar indiferente a cualquiera, y que se tienen que
poner cuestiones encima de la mesa que a nadie le gusta escuchar, pero hay que
decirlas en voz alta para todo el mundo
se entere bien, para que no se vuelvan a cometer estas atrocidades que han
terminado por costarle la vida a un aficionado, en este caso del Deportivo de
la Coruña, pero que perfectamente podría
haber sido de cualquier otro equipo de la liga Española.
Después del fallecimiento de este aficionado, tras la reyerta
que se había producido, debemos analizar para ver en que se ha fallado, porque
estos hinchas ultras del Deportivo de la Coruña salieron de La Coruña con un
sólo objetivo, no el de ver el futbol, sino acudir a una cita para pegarse con
aficionados del frente atlético, no es posible que nada ni nadie pudiera
detectar esto para evitar de alguna manera lo sucedido.
En cierta medida, los ultras de los equipos de futbol, han sido
algunas ocasiones los mismos clubes de futbol, los que los han apoyado y
alentado, regalándoles entradas, subvencionándoles viajes, otorgándoles un
lugar privilegiado en el campo, y al final, estos niños mimados de los clubes,
se han convertido en la peor de la pesadilla para las directivas de los mismos,
sin saber muy bien qué hacer con ellos y como erradicar la violencia que ellos
mismos generan. Por eso ahora no puede salir ningún mandatario de ningún club
de futbol diciendo que esto no son cosas del futbol, cuando esos aficionados
estaban allí porque venían a pelear con los del equipo rival, no a ver el
futbol de manera pacífica y civilizada.
Todo esto les tiene que hacer reflexionar y madurar a los
máximos dirigentes del futbol español, junto con las autoridades, que aquí no
hay más camino que erradicar la violencia de los campos de futbol y entorno a
los clubes, que estos no pueden apadrinar y apoyar grupos ultras que al final
convierten los partidos en autenticas batallas campales, que les importan bien
poco el resultado del campo del juego, sino más bien el del campo de batalla, llegando
a hacer las tropelías más inverosímiles que uno se pueda imaginar con
resultados tan dramáticos como el del pasado fin de semana en la rivera del
Manzanares.
Los valores del futbol en particular y del deporte en general
están basados en la tolerancia y la convivencia, pues cabe recordar que en pocos
días se celebrará una importante efeméride, por la cual se cumplen cien años cuando en plena primera
guerra mundial, Ingleses y Alemanes aparcaron los fusiles, para jugar un
partido de futbol, era la navidad de 1914, y ahora cien años después parece que
hemos ido hacia atrás, pues si en aquella fatídica I guerra mundial, el deporte
rey servía para dejar atrás rencillas del frente y pasar unas horas de amistad
y confraternización, ahora parece ser todo lo contrario, por lo que debemos
tener muy en cuenta que entre los valores que se inculcan con el deporte nunca
tiene cabida la violencia que hoy por hoy vemos en los terrenos de juego.
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