Las asociaciones y los movimientos sociales nacen como
respuesta a las contradicciones sociales, como reacción a los choques entre
fuerzas que tienen intereses contrapuestos (clases sociales, grupos culturales,
diferencias de edad, sexo…) y que no hay por qué ocultar. La sociedad actual se
ha venido caracterizando por la creciente importancia del voluntariado
reconducido a través del movimiento asociativo y ello, por los propios valores
de los que bebe directamente la actividad del voluntariado: justicia,
altruismo, solidaridad, participación y libertad.
La evolución de los movimientos asociativos en las últimas
décadas ha estado marcada en España por sus contradicciones y por sus
relaciones con las administraciones públicas y el Estado y, más recientemente, por
su nuevo papel social y en el Mercado. Los nuevos movimientos sociales
alterglobalizadores reconstruyen nuevos referentes ideológicos comunes y aportan
aspectos sociopolíticos que guardan semejanzas con el papel desempeñado por los
movimientos ciudadanos en los años setenta. El actual auge del voluntariado ha venido
precedido del declive de unos movimientos sociales de matiz postmaterialistas, que
hacían referencia a mundos vitales con claves de vida personalizadoras. Frente
a este escenario se multiplican las iniciativas de apoyo mutuo, de atención a
los enfermos, de cooperación con los países del Sur, etc. mediante un
voluntariado que empieza a organizarse a partir de entidades que vertebran su
dimensión solidaria haciendo un llamamiento a la acción voluntaria. En este
contexto, individuos y colectivos se benefician y conciencian día a día de la aportación
del trabajo voluntario en sus distintos campos de actuación.
Desde su creación, la UNESCO acordó dar gran importancia a la
cooperación con las Organizaciones de la sociedad civil, en particular las ONG.
El rol de los representantes de la sociedad civil ha sido todavía más
importante en cada sector de la vida cotidiana, y la cooperación con las
organizaciones de la sociedad civil resulta indispensable para las
organizaciones gubernamentales en la continuidad de sus objetivos
estratégicos.
Muchos de nosotros hemos visto la imagen de inmigrantes
durmiendo en los espacios de los cajeros automáticos, de una estación de
autobuses o simplemente a estas personas deambulando por la calle sin tener un
rumbo fijo o saber muy bien a donde ir o como resguardarse del frio para pasar
la noche de la mejor manera posible, si se puede llamar así. Y es aquí donde
aparece la colaboración desinteresada de los voluntarios y voluntarias de las
distintas ONGs que tenemos en nuestra provincia. Dedicando su tiempo sin
esperar recibir nada a cambio, tan sólo por la solidaridad que llevan dentro
ante el gran drama que resulta ser la inmigración en cualquier lugar de España
en general y en la provincia de Jaén en particular.
Pero no sólo en los temas de inmigración, sino que allá donde
existe el más mínimo atisbo de cualquier exclusión social, que tan de moda está
en los tiempos que vivimos, nos podemos encontrar con voluntarios de estas
Organizaciones, ayudando y colaborando en lo que sea menester, y podemos ver
desde como pasean a las personas mayores, hasta como organizan las recogidas y
posterior reparto del banco de alimentos, que desgraciadamente hoy por hoy es
utilizado por una ingente cantidad de personas que tan siquiera hace unos años
lo veían como impensable.
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