
Quince años para una
Ley es demasiado poco, pero cuando Ley de tan marcado carácter social como esta,
lleva detrás de ella muchísimos años más de luchas por el colectivo LGTBI,
estos años saben a mucho y para muchos le pueden parecer una eternidad, sobre
todo comparándolo con aquel tiempo que se han visto privados de sus derechos
por razón de su condición sexual, sufriendo la mayor discriminación que puede
sufrir una persona que tiene que mantener esta condición sexual oculta por los
motivos que todos hemos conocido y sabemos, llegando antaño a estar perseguidos
penalmente por ello.
Todos los que me
conocen bien, saben más que de sobra que no soy de esa condición sexual y que
nunca lo seré, pero no por ello no dejo de respetar a quienes son de esa
condición, y reconozco todo el sufrimiento que este colectivo ha llevado a lo
largo de la historia, y por supuesto que también reconozco este gran logro de
ellos cuando el Congreso de los Diputados
aprobó esta Ley y les reconoció plenamente sus derechos, lo mismo que los
tenemos reconocidos las personas que somos heterosexuales, frente a toda la sociedad.
En estos quince años,
lo que sí ha quedado claro es que esta Ley no ha venido a romper nada en España,
que sigue la familia tradicional exactamente igual que estaba, para aquellos
que tenían esa forma de vivir en nuestra sociedad, que para nada se han visto
estas familias tradicionales afectadas por la promulgación de esta Ley. Mientras
que el colectivo homosexual pudo dar un paso de gigante en ese mismo momento,
al lograr uno de sus objetivos más perentorios que han venido reivindicando a
lo largo de nuestra historia.
Ahora donde quedan
aquellos que llevaron esta Ley al Constitucional, donde quedan aquellos que se
echaron a la calle de manera multitudinaria para manifestarse y pedir que no se
aprobara esta Ley, Ahora muchos de ellos a lo largo de este tiempo a buen seguro
que han asistido a alguna boda de una pareja de mismo sexo, o incluso algunos
de los que estuvieron en esas manifestaciones, o si me apuran, levantaron la
mano en el Congreso para votar en contra, han terminado casándose con parejas
del mismo sexo, aprovechándose de una de las leyes más sociales y progresistas
que ha tenido y tiene este país.
Está claro que este
tipo de Leyes dispositivas, que funcionan en virtud del principio de autonomía
de la voluntad, afectan sólo y exclusivamente a aquellos que desean acogerse a
ellas y por lo tanto a aquellos que no tenemos, en este caso, esta condición
sexual, no nos vemos afectados en absoluto por ellas en ningún momento. Pero sí
son imprescindibles para poder regular los derechos de un importante colectivo
de nuestro país.
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