
La Seño Rafi, como muy
pronto comenzaron a llamarla todos los niños, empezó a impartir sus clases como
los correspondientes documentos curriculares de cada asignatura le marcaban,
pero no tardó en empatizar con todos y cada uno de sus alumnos y alumnas, de
tal manera que los contenidos de cada asignatura se convertían en unos temas de
aprendizaje que sus alumnos esperaban recibir como sí de algo nuevo y novedoso
se tratase, como si fuese algo inédito, donde lo que la Seño Rafi les decía cada día venía a ser un nuevo conocimiento que de no ser por ella nunca habrían
aprendido, no por no habérselo trasladado, sino por la forma como lo hacía.
Por aquellos años la
Seño Rafi empezó a revolucionar la enseñanza con una manera de enseñar que
parecía impropia para el tiempo en el que vivíamos, pero estaba claro que no
sólo impartía conocimientos, sino también unos valores. Valores como el
respeto, la tolerancia o la igualdad entre niños y niñas, entre otros muchos,
que sirvieron para ganarse el cariño de todos y cada uno de aquellos que a su
cargo estaban para formarlos y educarlos para que fuesen personas de provecho
el día de mañana.
Esa forma de enseñar,
tan particular, que ha demostrado la Seño Rafi desde el primer día que llegó a
Campillo del Río, es la que la elevó desde un principio a la categoría de
maestro, o más bien maestra. Puesto que todos los que están en la enseñanza son profesores, pero muy pocos son maestros, ya que el maestro a parte de tener
los conocimientos de un buen profesor, sabe como enseñárselos a los niños y
niñas siempre y en todo momento, sabe que técnica emplear para que como si de
un juego se tratase, los alumnos y alumnas disfruten viniendo a clase y no
quieran que las mismas se terminen, cosa extraña en los niños en esa edad, pero
la Seño Rafi lo consiguió en todos y cada uno de los cursos en que impartió sus
clases y ahora muchos de los niños y niñas a los que la Seño Rafi le dio
clases, cuelgan en las paredes de sus casas o despachos títulos de suma
importancia como los de ingenieros, arquitectos, fisioterapeutas, entre otros
muchos. Personas que sus primeras enseñanzas se las realizó esta gran maestra.
Han sido muchos años
los que día tras día la Seño Rafi llegaba puntual al encuentro con sus alumnos
y alumnas, por lo tanto ahora le toca su merecida jubilación y descanso. Y por
supuesto el reconocimiento por su gran labor de todos los campilleros y
campilleras, y como no, el mio propio, pues mis hijos también forman parte de
la gran familia de alumnos que esta gran maestra tiene en Campillo del Río.